Encuentro privado del Papa con los obispos polacos en la catedral de Cracovia


CRACOVIA, 27 Jul. 16 / 11:28 am (ACI).- El Papa Francisco sostuvo un encuentro con los obispos de Polonia en la Catedral de Cracovia, y allí pronunció un discurso en un evento privado con los prelados del país.

Antes de iniciar el encuentro, el Papa rezó ante la tumba de San Estanislao, “intrépido defensor de los derechos del hombre que en el siglo XI dio su vida en defensa del pueblo y que se ha convertido en patrono del orden moral de nuestra Patria”, dijo el Arzobispo de Cracovia, Cardenal Stanislaw Dziwisz en sus palabras al Santo Padre.

El Purpurado polaco, que fue secretario personal de San Juan Pablo II por más de 40 años, pronunció unas breves palabras ante Francisco, a quien dijo que “en los muros de este templo de mil años se ha registrado la memoria de la nación polaca, la memoria de los grandes eventos de nuestra historia”.

“Aquí reposa el Obispo de Cracovia y mártir, San Estanislao”, continuó el Arzobispo.

“En esta catedral muchas veces ha celebrado la Eucaristía el metropolitano de Cracovia, el Cardenal Karol Wojtyla. De aquí él, en octubre de 1978, partió a Roma para convertirse en Obispo de la Ciudad Eterna y volvió luego varias veces como Juan Pablo II”.

Hoy, continuó el Cardenal, “el Obispo de Roma ha venido a nosotros para vivir en estos días, con los jóvenes de todo el mundo, la fiesta de la fe, para confirmarnos a todos en la fe para mostrar al mundo el rostro joven y misericordioso de la Iglesia”.

“¡Bendito el que viene en nombre del Señor! ¡Bienvenido Padre Santo! ¡Nos alegramos y te agradecemos!”, concluyó.

Los obispos polacosImagen referencial. Captura Youtube

Se trata del Episcopado más reticente a las reformas de Francisco

Bergoglio quiso que los obispos, y él mismo, pudieran hablar con libertad

Fuente; Radio Digital
J. Bastante.- Un encuentro a puerta cerrada. 

Esa ha sido la fórmula escogida por el Papa Francisco para su encuentro con el Episcopado polaco. Una opción poco frecuente, más si cabe teniendo en cuenta que los obispos del país que vio nacer a Juan Pablo II son los más reticentes a las reformas de Bergoglio, especialmente en lo referente a la moral familiar.

De hecho, la televisión sí emitió el saludo inicial del cardenal Dzwisz, y un breve discurso de monseñor Gadecki, arzobispo de Poznan, y se pudo ver al Papa rezar durante unos minutos ante las reliquias de Juan Pablo II. Después, apagón informativo, lo que hace presagiar que Francisco quería hablar, y escuchar, en privado, a los que se presentan como los obispos más reaccionarios de Europa.

La catedral de Cracovia es un templo espectacular, oscuro, repleto de riquezas. Y esta tarde, repleto también de obispos. Son muchos los prelados de la católica Polonia, un episcopado digno y celoso de la herencia de "su" papa Karol Wojtyla. Así se lo recuerda don Stanislao, que conoce mejor que Francisco los entresijos del Vaticano, y que actuó como "mano derecha" del hoy San Juan Pablo II durante tres décadas.

Iba el Papa a comenzar su discurso, cuando la señal del Vaticano se cortó, y la locutora informó de que el encuentro con los obispos sería en privado. Estaba previsto que Bergoglio les dirigiría un discurso público, o así figuraba (y figura) en el programa oficial de la visita. Sin embargo, Federico Lombardi ya apuntó a los vaticanistas que podría darse un encuentro cerrado, como ha sido el caso.

Sí se tuvo conocimiento de las palabras de Gadecki, quien empezó recordando al Papa que su principal cometido "es preocuparse por la unidad, la integridad y la indisolubilidad de las enseñanzas de Cristo". Sobre la Iglesia polaca, apuntaba que "siente una responsabilidad especial, debido a que el mensaje de la misericordia está fuertemente vinculado a la hija de nuestro pueblo, Santa Faustina Kowalska, así como al santo pontífice Juan Pablo II".

Fuentes vaticanas y de la CEE confirmaron a RD que no estaba previsto que se publicara el contenido del mensaje del Papa Francisco a los obispos polacos, lo cual alimenta los rumores sobre un "tirón de orejas" de Bergoglio a los prelados de la tierra que vio nacer a Juan Pablo II. El Papa quería tener un "diálogo abierto" con los obispos, sin discurso y con libertad para que unos y otros puedan hablar.