El poder del silencio: visita del Papa Francisco a Auschwitz

El papa Francisco llegó a los campos de exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau, donde pasó cerca de dos horas, pero prefirió que su recorrido sea en silencio y solo

Campo de concentración de Auschwitz-Birkenau

El Papa Francisco reza en silencio en el campo de exterminio nazi de Auschwitz
Auschwitz fue el primer campo de exterminio creado por los Nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Ahí murieron más de un millón de personas.

Sacerdotes católicos y rabinos se reunieron para explicar la actitud del Papa Francisco durante su recorrido en Auschwitz. A través de su visita, la juventud está invitada a encontrar el balance entre permanecer en silencio o expresarse a viva voz.

La historia de Polonia lo describe y recuerda como lugar de sufrimiento y dolor. Durante la Segunda Guerra Mundial, uno de cada cinco polacos perdió la vida en el holocausto. Auschwitz, campo de concentración y exterminio de la Alemania nazi, constituye un sitio extremadamente importante para todos los judíos del mundo debido a los miles de personas que allí murieron. Hoy, Auschwitz-Birkenau representa un memorial para aquellos quienes sufrieron antisemitismo y desprecio por parte de su prójimo.

Representa también un espacio apropiado para reflexionar sobre la vida y sobre lo que el odio y la falta de amor pueden hacer. Por sobre todo, Auschwitz constituye un espacio donde los jóvenes pueden tomar conciencia sobre sus responsabilidades, no sólo como individuos sino también como fuerza colectiva dentro de la sociedad.

En el día de hoy, el Papa visita Auschwitz. Según el Dr. Piotr Cywinski, director del museo estatal Auschwitz-Birkenau, éste será un recorrido silencioso y de oración interior.

La actitud de hacer silencio fue remarcada por los rabinos y por los sacerdotes católicos, quienes recalcaron la importancia de permanecer silenciosos para poder escuchar lo que este antiguo campo de concentración tiene para decir. El rabino Abraham Skorka, buen amigo del Papa, expresó haber hablado telefónicamente con el Pontífice, quien le dijo que en Auschwitz tomaría la misma actitud que en Armenia y otros lugares de genocidio: silencio, respeto absoluto y seriedad. “El poder del Papa Francisco no proviene de sus palabras. Su poder se manifiesta por medio de sus acciones y actitudes”, expresó el rabino Skorka.

El padre Marco Tasca compartió la postura del Papa respecto a san Maximiliano Kolbe, sacerdote franciscano quien ofreció su vida a cambio de salvar a un extraño e inspiró a muchos en sus momentos difíciles. En contraste con el odio que rodeaba a Auschwitz, el santo demostró compasión y sacrificio para con su prójimo. “San Maximiliano Kolbe se entregó por otros. No sólo murió sino que ofreció su vida por la humanidad en el lugar donde la humanidad misma era rechazada”. El santo no tuvo que hacer mucho a la hora de ofrecer su vida y amor por un desconocido. Sólo dijo: “Yo voy en lugar de él”. Esto demuestra que muchas veces el silencio es preferible. Dios recibe el silencio como un gran sacrificio de nosotros hacia Él.


Durante la Jornada Mundial de la Juventud hay muchas cosas que los jóvenes pueden aprender por medio del silencio. El permanecer calmos y silenciosos permite darnos cuenta de lo que sucede a nuestro alrededor. Durante la adoración, estar en silencio y de rodillas nos permite escuchar a Dios que nos está hablando y sentir Su presencia.

El rabino Michael Schudrich expresó que ir a Auschwitz provoca ganas de llorar y gritar debido a las injusticias allí cometidas. Sin embargo, debemos permanecer en silencio para poder impregnarnos de la historia que tuvo lugar en este campo de concentración y exterminio. Necesitamos del silencio para poder escuchar el sufrimiento de otros.

Por otro lado, el silencio del Papa también enseña a la juventud algo diferente. Al igual que lo que aconteció con los judíos durante la Segunda Guerra Mundial, en la actualidad existen muchos cristianos alrededor del mundo quienes están siendo perseguidos y cuyas historias necesitan salir a la luz. La injusticia debe detenerse. De esta manera, el silencio del Papa en Auschwitz nos enseña a hablar abiertamente y a viva voz de las injusticias que existen en el mundo hoy. Cuando hablemos, hagámoslo no sólo delante de nuestros conocidos y amigos sino también delante de desconocidos.

Se invita a los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud a la Zona de silencio al ingresar a Auschwitz para de esta forma poder comprender la trascendencia que tiene el campo de concentración. Cabe distinguir, por otro lado, que existen dos tipos de silencio: uno es el silencio vacío y el otro es el silencio lleno de significado.

Para disfrutar de un silencio lleno de significado, se invita a los jóvenes y grupos juveniles a leer sobre Auschwitz antes de su visita.

Para finalizar, el Dr. Piotr Cywinski invita a los peregrinos de la Jornada Mundial de la Juventud a que se interroguen y los anima también a buscar las respuestas.

Trad. al español: María Ribas

Piedad y perdón, el mensaje que el Papa Francisco dejó en Auschwitz


CRACOVIA, 29 Jul. 16 / 04:36 am (ACI).- Un mensaje de piedad y perdón fue el que dejó escrito el Papa Francisco en el campo de concentración Auschwitz, al que visitó en el tercer día de su viaje apostólico a Polonia, con ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud Cracovia 2016.

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The inscription of Pope Francis @Pontifex at the Memory Book of the @AuschwitzMuseum

“¡Señor ten piedad de tu pueblo! ¡Señor, perdón por tanta crueldad!”, escribió el Santo Padre en el libro de recuerdos del Museo estatal Auschwitz-Birkenau.
En su visita al antiguo campo de concentración, que cobró lavida de más de un millón de personas durante la II Guerra Mundial, el Santo Padre conoció el “muro de la muerte” donde muchos prisioneros fueron asesinados de un disparo en la nuca, la celda en la que falleció San Maximiliano Kolbe y el monumento a los Justos entre las Naciones.

"El Papa visita "muro de la muerte" en Auschwitz y se encuentra con sobrevivientes"


El papa Francisco ha visitado este viernes el que fuera el campo de concentración nazi de Auschwitz-Birkenau, en Polonia, donde fueron exterminadas más de un millón de personas, la mayoría judíos. Durante una hora y media ha recorrido el campo en completo silencio, que solo ha roto para saludar a las autoridades polacas y judías, a diez supervivientes, y a otro grupo reconocido como "los justos entre las naciones", que arriesgaron su vida para ocultar y proteger a judíos. Sus únicas palabras públicas han sido las que ha escrito en el libro de Honor: "Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad".

Poco después de las nueve de la mañana, el pontífice ha atravesado completamente solo la conocida entrada del campo bajo la inscripción en hierro forjado "Arbeit macht frei" (El trabajo os hace libres). Tras saludar al director del museo y del campo, se ha trasladado en un pequeño coche eléctrico al patio donde eran llamados los condenados a muerte. Allí fue donde hace 75 años el sacerdote polaco Maximiliano Kolbe se ofreció para morir a cambio de un padre de familia polaco que iba a ser fusilado.

Francisco I es el tercer Papa que visita el campo de exterminio. El primero fue el polaco Karol Wojtyla, en 1979. Juan Pablo II se encontró entonces con Franciszak Gajownizek, el hombre al que el padre Kolbe había salvado la vida. También Benedicto XVI hizo un recorrido por el campo en 2006, cuando dijo que este dejaba una tremenda interrogación: "¿Por qué, Señor, has tolerado esto?".

El Papa ha pasado cerca de diez minutos orando sentado en la penumbra y con la puerta enrejada a sus espaldas en la que fue la celda de Kolbe, que fue beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982. La celda está en el bloque 11, donde se encontraban los calabozos subterráneos a los que eran enviados los condenados a morir de hambre y sed.

Tras besar y tocar con la mano uno de los postes destinados a los fusilamientos, el Papa ha encendido una lámpara de aceite frente al muro en el que ocurrieron las ejecuciones durante los años la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

En un coche eléctrico que viajaba paralelo a las vías del tren de esa época, el pontífice ha llegado hasta el campo de Birkenau, el "Auschwitz 2", construido a unos tres kilómetros de distancia para que Adolf Hitler llevase a cabo la llamada "solución final" con la que pretendía exterminar a todos los judíos.

Alrededor de mil personas han podido presenciar como el Papa caminaba frente a las lápidas de mármol con inscripciones en los 23 idiomas de los prisioneros. El gran rabino de Polonia, Michael Schudrich, ha cantado en hebreo el Salmo 130, el De Profundis, que luego ha sido leído en polaco por el sacerdote de una ciudad donde toda una familia católica fue asesinada por ocultar judíos. Francisco I se ha encontrado con un grupo de 25 católicos que arriesgó su vida durante la ocupación nazi y ha hablado brevemente con cada uno de ellos.